
Misas Perpetuas
Al ofrecer misas por los difuntos, los fieles vivos interceden por las almas en el purgatorio, pidiendo a Dios que acelere su purificación para que puedan entrar pronto en la gloria del cielo.
Las almas del purgatorio necesitan oraciones, Misas, rosarios, sacrificios… Ya que ellas no pueden hacer nada por quitarse tiempo de permanencia en el purgatorio. Somos nosotros, los que aún vivimos en la tierra los que podemos hacer que ese proceso de purificación sea más liviano.
Las almas de nuestros queridos difuntos necesitan misas para salir lo antes posible del purgatorio. Pero cuando nosotros y nuestros familiares aún vivos desaparezcamos, ¿quién pedirá misas por ellos? ¿ Y quién pedirá misas por nuestras almas? Tal vez nuestros hijos ni siquiera son creyentes de verdad.
Pasada la primera generación desde que fallecemos nadie se acuerda de las almas de los difuntos ni reza ni hace misas por ellas. Es decir que podemos pasar miles de años en el purgatorio porque no hay misas ni oraciones para nosotros que alivien nuestra situación.
Alguna vez escuché a un buen sacerdote que ayudar con la oración a un alma del purgatorio es una obra de caridad más grande que cualquiera que se haga en la tierra con nuestro prójimo.
Además, no podemos olvidar que las almas del purgatorio, cada vez que las ayudamos, ellas pueden ayudarnos a nosotros con su intercesión y especialmente en el momento de nuestra muerte.
Cuando encargas las misas perpetuas, el nombre o los nombres de las personas que indiques, se inscribirán, junto con tus intenciones por sus almas, en el libro de la Alianza de Misas Perpetuas Misioneras.
Todos los miembros de la Alianza Misionera de Misas, serán recordados PERPETUAMENTE en siete Santas Misas celebradas diariamente por todos los inscritos en la Alianza de Misas Perpetuas Misioneras y presentes en todas las oraciones de los Misioneros del Verbo Divino.